Recientemente se ha publicado un estudio publicado en la revista especializada The New England Journal of Medicine. Y determinó que, unir a la dieta mediterránea, un suplemento de aceite de oliva virgen extra está asociada a una menor cantidad de problemas cardiovasculares.

¿Y cuánto aceite conviene tomar? Según Ramón Estruch, médico del Hospital Clínico Universitario de Barcelona y coordinador de PREDIMED, comenta que la ingesta diaria recomendada es de 40 mililitros. Es decir, unas cuatro cucharadas soperas, que representan unos 37 gramos.

Con ese consumo moderado, según el especialista, se pueden aprovechar todos sus beneficios, que –además de una menor probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares– incluyen una presión arterial más baja, una mejora en la función cognitiva y menos riesgo de diabetes.

Y entonces, ¿Qué diferencias existen entre el aceite de oliva normal y el virgen extra? Las que se derivan de sus distintos procesos de extracción, refinado y elaboración. Básicamente, se puede decir que el aceite de oliva virgen extra se obtiene solo a través de procesos mecánicos (prensado, tamizado y centrifugado de las aceitunas), los cuales garantizan su pureza.

En cambio, existen otros casos, que el aceite sufre procesos de fermentación y contaminación. Para que pueda ser comestible, debe ser sometido a tratamientos de refinado, decoloración, depuración, winterización (sometido a frío), etc. El resultado es el aceite de oliva normal, cuyas propiedades nutricionales y beneficios son mucho menores.

 

Fuente:eldiario.es